miércoles, 15 de junio de 2016


AL VUELO-Rey 2
Por Pegaso
Andaba yo volando por el caluroso cielo de Reynosa, sudando la gota gorda porque las temperaturas han superado los 40 grados centígrados a la sombra.
Y al descansar un poco bajo la sombra de un frondoso ficus, me puse a revisar mi correo electrónico y mi Wassap para ver los mensajes de mis dos fieles lectores.
Uno de ellos que se firma como "El Cachas de Oro" me envió un artículo de la revista Proceso bajo el título: "El linaje de Moctezuma vive... en España".
Se trata de un reportaje especial que hizo la prestigiada revista en el país europeo que nos colonizó y que se llevó la mayor parte del oro y riquezas de los pueblos que habitaban el Valle de México.
El tema surgió porque en la colaboración de ayer comentaba yo qué pasaría si de pronto alguno de los descendientes de los reyes aztecas reclama el trono de México.
Si bien en el viejo continente la monarquía sigue siendo una institución, en América eso acabó con la conquista.
El Valle de México, la capital del imperio azteca se sostenía gracias a la Triple Alianza, conformada por Tenochtitlan, Texcoco y Tlacopan.
No se sabe si Cuauhtémoc, último Huey Tlatoani (rey) de los aztecas tuvo descendencia, pero sí que la tuvo su antecesor, Moctezuma.
En el referido artículo se hace mención que Moctezuma pidió, al momento de su muerte, que se hiciera cargo de la custodia de su hija Tecuichpo Ixquixóchitl. Esta princesa, con el nombre castellano de Isabel de Moctezuma tuvo un hijo de Hernán Cortez, y ésta descendencia emparentó durante los siguientes siglos con la nobleza española, hasta llegar a nuestros días.
Dice la revista que en la provincia de Extremadura, España, es donde se hace más manifiesta la presencia de la sangre de Moctezuma donde "está buena parte del registro del mestizaje de los conquistadores y gobernantes de la Nueva España con el linaje del emperador mexica".
Si a alguno de esos descendietes se le ocurriera la peregrina idea de venir a México a reclamar el trono de sus ancestros, cuando mucho obtendría un nombramiento simbólico, como son actualmente los títulos nobiliarios en España.
El susodicho tataratataratataranieto de Moctezuma se codearía con la crema y nata de la farándula y la política, más ser soberano en nuestros tiempos ya no tiene las mismas implicaciones que en la Edad Media.
Antes, los reyes tenían la vida de sus siervos en sus manos, podían decidir quién moría y quien
vivía. El derecho de pernada, es decir, estrenar a las novias antes del matrimonio, era una de las cosas que más disfrutaban y que ahora añoran los picarones reyes europeos, pero que ya no se les da.
Ahora sólo son figuras decorativas, simples payasos a los cuales ni siquiera se les toma en cuenta para las decisiones más trascendentales del gobierno.
Además, los descendientes de Moctezuma han disfrutado desde varios siglos de una pensión vitalicia, así que difícil sería que dejaran la comodidad de sus palacios españoles para venirse a México a padecer secuestros, huelgas magisteriales, matanzas y crisis económicas.
Aquí está el refrán estilo Pegaso: "A pesar de las circunstancias, continúo con el título de monarca". (Pero sigo siendo el rey).

No hay comentarios:

Publicar un comentario